¿Presión? ¿Perfeccionismo? Llámalo “X”

Coloco los pies allí, aguanto el bloqueo, levanto la mirada a la siguiente presa sin perder el equilibrio, con un sutil movimiento cojo el siguiente agarre y continúo impávida, sin darme cuenta de que he ejecutado el movimiento a la perfección.

Así escalo cuando fluyo, me vacío de mí misma, me olvido de quien soy y dejo que la técnica, la experiencia, la fuerza y todo el resto de aptitudes se apoderen de mi cuerpo. Me hacen olvidar quien soy, me hacen olvidar mis obligaciones y compromisos y sólo escalo. En realidad, no soy yo quien escala, en realidad un cuerpo que no parece el mío, me transporta a un viaje de roca, magnesio y posturas que desconozco.

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Esa sensación sólo la consigo escalando cuando no conozco la ruta. Cuando la tengo que repetir no puedo olvidar los pasos, no puedo olvidar los movimientos, no puedo olvidar que estoy replicando algo que ya he hecho, aunque sea de forma aislada, y que lo único que tengo que hacer es encadenar una secuencia tras otra sin caerme. Sé que puedo hacerlo y sé que puedo hacerlo bien, perfecto y la búsqueda de ese movimiento perfecto, de esa escalada perfecta hace que mi mente se apodere de mi cuerpo y que cada vez que repita la vía sea mi mente quien escale y no mi cuerpo. Pierdo ese estado de impavidez y cada vez escalo peor la vía. Dejo de ser yo y empiezo a ser mis miedos, mis inseguridades, mis presiones, mis obligaciones, mis expectativas, mis triunfos, mis fracasos… y todo eso acude a mi mente para arrebatarme mi esencia y dejar de ser yo misma. Me pierdo y debo alejarme de la vía para recuperarme.

No sé como recuperar ese estado de serenidad que tengo en los primeros intentos sin huir de la vía, sin necesidad de cambiar de entorno, de compañía. Así que he decidido hacer una sesión de coaching. ¡Os informo de las novedades!

¡He recuperado el post SMART para plantear mi reto!

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