Daigu Ryokan (1758-1831) se encontró con su Maestro Kokusen quien le impuso el nombre de Ryokan que significa “Inmensa Bondad”. Por respeto lo admitió, pero nada más fallecer Kokusen, antepuso al nombre de Ryokan el de Daigu, que significa “Gran Idiota”, renunció a ser el nuevo abad del templo y se fue a vivir solo al bosque, cerca de un pantano infestado de mosquitos.
Dormía cuando tenía sueño, bebía shake, y participaba en las fiestas de la aldea, bailando y riendo con la inocencia de un niño. Adoraba a lxs niñxs y decía:
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“Jugar es la forma más elevada del Zen.”
Una noche un ladrón le robó la manta con la que se tapaba, al despertarle el frio, Ryokan vió la luna magnifica recortada sobre su humilde ventana, y escribió:
Nusubitu ni
tori nokosaresi
mado no tsuki.
(Al ladrón
se le olvidó
la luna en la ventana.)
Uno de sus poemas publicado en su libro “Gotas de rocío en una hoja de loto”:
"La lluvia ha cesado,
las nubes se disiparon,
el cielo está otra vez sereno,
cuando el corazón es puro,
todo es puro en el universo,
confiando mi cuerpo al curso de las cosas,
renuncié al mundo para ser libre,
con la luna nueva y las flores he de pasar el resto de mi vida."
Fuente: "Un petit calfred de l'ànima"
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