De Lauren Wilce (recogido en Mujer en curso)
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
Ama al hombre cuya alma llame a la tuya con claridad,
al hombre que te ve, al que tiene suficiente coraje como para tener miedo.
>>
Acepta su mano y guíala suavemente hacia el fondo de tu corazón,
donde él pueda sentir tu calidez, descansar y quemar su pesada carga en tu fuego.
Míralo a los ojos, encuentra a sus padres y abuelos,
y esas guerras donde sus espíritus lucharon en tierras lejanas, en tiempos remotos.
Encuentra sus dolores, y peleas y culpas sin juicio y déjalo todo ir,
suéltalo, siente su carga ancestral.
Lo que busca es un refugio seguro en ti, déjalo derretirse en su firme mirada,
sabiendo que no necesitas espejar esa furia, porque tienes útero,
una puerta profunda y dulce para lavar y renovar viejas heridas.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
Siéntate delante de él, en la plena majestuosidad de tu feminidad,
en el aliento de tu vulnerabilidad, en el juego de tu infantil inocencia,
en las profundidades de tu muerte e invítalo a florecer
suavemente entregada y permite que su poder masculino dé un paso hacia ti
y nadad juntos en el útero de la tierra en silencioso saber
y cuando se retire, porque lo hará escapando asustado a su cueva,
reúne a tus abuelas en torno a ti, envueltas en su sabiduría,
escucha sus tiernos susurros calmando tu asustado corazón infantil
invitándote a la quietud y espera pacientemente su retorno.
Siéntate y canta junto a su puerta una canción de remembranza
de que puede calmarse una vez más.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
No engañes a su pequeño niño con astucias y artimañas y seducción y brujería
sólo para dejarlo atrapado en una red destructiva de caos eso no es femenino.
Eso es venganza, es el veneno del linaje corrupto, del abuso de las eras,
de la violación de nuestro mundo.
Eso no le da poder a la mujer sino que la reduce mientras lo castra y nos mata a todxs.
Y si su madre no lo pudo sostener, muéstrale una verdadera mujer
y ahora dale sostén y guíalo con tu gracia y profundidad ardiendo en el centro mismo de la Tierra.
No lo castigues por sus heridas que no responden a tus necesidades o a tus criterios,
llora dulces ríos por él, lleva toda esa sangre de regreso a casa.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
Ámalo hasta desnudarte y sentirte libre.
Ámalo hasta abrir tu cuerpo y espíritu al ciclo de nacimiento y muerte.
Sé tan valiente como para ser frágil
y déjalo beber de los suaves y embriagadores pétalos de tu ser.
Déjale saber que puede sostenerte, pararse y protegerte.
Déjate caer en sus brazos, confiando que puede tomarte,
aún si te han dejado caer miles de veces antes,
enséñale a rendirse, rindiéndote y únete al dulce vacío del corazón del mundo.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
Anímalo, nútrelo, permítele, escúchalo, dale sostén, dale sanación
y tú a cambio serás nutrida, sostenida y protegida.
Sé brazos fuertes y pensamientos claros y flechas apuntadas,
por que él puede, si lo dejas ser, todo lo que sueñas.
Si quieres amar a un hombre, ámate a ti misma,
ama a tu padre, ama a tu hermano, a tu hijo, a tu ex pareja.
Ama desde el niño a quien has besado por primera vez
hasta el último por quien has llorado.
Agradece los regalos de tu camino hasta este encuentro
con quien tienes frente a ti ahora
y encuentra en él la semilla de todo lo que es nuevo y solar.
Una semilla que puedes nutrir para ayudar a plantar y cultivar un nuevo mundo juntxs.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
Ama al hombre cuya alma llame a la tuya con claridad,
al hombre que te ve, al que tiene suficiente coraje como para tener miedo.
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Acepta su mano y guíala suavemente hacia el fondo de tu corazón,
donde él pueda sentir tu calidez, descansar y quemar su pesada carga en tu fuego.
Míralo a los ojos, encuentra a sus padres y abuelos,
y esas guerras donde sus espíritus lucharon en tierras lejanas, en tiempos remotos.
Encuentra sus dolores, y peleas y culpas sin juicio y déjalo todo ir,
suéltalo, siente su carga ancestral.
Lo que busca es un refugio seguro en ti, déjalo derretirse en su firme mirada,
sabiendo que no necesitas espejar esa furia, porque tienes útero,
una puerta profunda y dulce para lavar y renovar viejas heridas.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
Siéntate delante de él, en la plena majestuosidad de tu feminidad,
en el aliento de tu vulnerabilidad, en el juego de tu infantil inocencia,
en las profundidades de tu muerte e invítalo a florecer
suavemente entregada y permite que su poder masculino dé un paso hacia ti
y nadad juntos en el útero de la tierra en silencioso saber
y cuando se retire, porque lo hará escapando asustado a su cueva,
reúne a tus abuelas en torno a ti, envueltas en su sabiduría,
escucha sus tiernos susurros calmando tu asustado corazón infantil
invitándote a la quietud y espera pacientemente su retorno.
Siéntate y canta junto a su puerta una canción de remembranza
de que puede calmarse una vez más.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
No engañes a su pequeño niño con astucias y artimañas y seducción y brujería
sólo para dejarlo atrapado en una red destructiva de caos eso no es femenino.
Eso es venganza, es el veneno del linaje corrupto, del abuso de las eras,
de la violación de nuestro mundo.
Eso no le da poder a la mujer sino que la reduce mientras lo castra y nos mata a todxs.
Y si su madre no lo pudo sostener, muéstrale una verdadera mujer
y ahora dale sostén y guíalo con tu gracia y profundidad ardiendo en el centro mismo de la Tierra.
No lo castigues por sus heridas que no responden a tus necesidades o a tus criterios,
llora dulces ríos por él, lleva toda esa sangre de regreso a casa.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
Ámalo hasta desnudarte y sentirte libre.
Ámalo hasta abrir tu cuerpo y espíritu al ciclo de nacimiento y muerte.
Sé tan valiente como para ser frágil
y déjalo beber de los suaves y embriagadores pétalos de tu ser.
Déjale saber que puede sostenerte, pararse y protegerte.
Déjate caer en sus brazos, confiando que puede tomarte,
aún si te han dejado caer miles de veces antes,
enséñale a rendirse, rindiéndote y únete al dulce vacío del corazón del mundo.
Si quieres cambiar el mundo, ama a un hombre, realmente ámalo.
Anímalo, nútrelo, permítele, escúchalo, dale sostén, dale sanación
y tú a cambio serás nutrida, sostenida y protegida.
Sé brazos fuertes y pensamientos claros y flechas apuntadas,
por que él puede, si lo dejas ser, todo lo que sueñas.
Si quieres amar a un hombre, ámate a ti misma,
ama a tu padre, ama a tu hermano, a tu hijo, a tu ex pareja.
Ama desde el niño a quien has besado por primera vez
hasta el último por quien has llorado.
Agradece los regalos de tu camino hasta este encuentro
con quien tienes frente a ti ahora
y encuentra en él la semilla de todo lo que es nuevo y solar.
Una semilla que puedes nutrir para ayudar a plantar y cultivar un nuevo mundo juntxs.
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