Muchas veces cuando escribo y releo lo que he escrito para publicar, pienso que nadie va a entender el texto. A veces siento que soy mala comunicadora por no ordenar mis pensamientos y transmitirlos de una forma comprensible. Otras me siento vanidosa al considerar el resto de personas ignorantes por no poseer mis conocimientos y entender lo que estoy intentando decir.
Lo que me dice la experiencia es que si no quiero la exclusión total, muchas veces debo callar, escuchar y asentir con media sonrisa y la ceja levantada ante conversaciones y reflexiones que he tenido hace tiempo. La ira que antes me producía no ser escuchada ni comprendida la he transformado en paciencia que espera que cada persona siga su proceso, igual que yo sigo el mío.
No sé si comunico, tampoco si soy vanidosa, lo que sí sé es que en la comunicación hay como mínimo dos personas: una que transmite y otra que recibe el mensaje.
Quizá sigo siendo vanidosa al considerar que la gente no entiende las cosas, pero he dejado de suponer que la gente entiende lo que yo entiendo por conceptos que a mí me parecen evidentes y lógicos. Me he cansado de la vanidad y de la poca escucha de las otras personas.
Inspirada por personas que escuchan y que, como diría Krishnamurti en "El conocimiento de uno mismo", están atentas; he llegado a la conclusión de que puedo ser una gran comunicadora y transmitir un mensaje claro y sencillo, pero para conseguirlo necesito grandes receptorxs que entiendan que la comunicación, para que se produzca, debe ser como mínimo bidireccional.
Los miedos e inseguridades por parecer vanidosa me han hecho esconderme detrás de una cómoda humildad e ignorancia, como la portera de Muriel Barbery en "La elegancia del Erizo". Pero aupada por personas que leen y pueden entender esto, como tú, he decidido dejar de odiar la vanidad, bandear con orgullo mis pensamientos y comunicar con personas que no son tan vanidosas que cierran sus oídos para escuchar sus propios juicios ante las palabras que está pronunciando la persona que está transmitiendo.
>>
Dicen que el origen de los pecados capitales es la vanidad. Quizá la iglesia tiene interés en hacernos creer que la vanidad es mala y bajo esa amenaza ha conseguido acallar nuestras mentes y, si no ha conseguido acallar nuestras mentes, ha conseguido acallar nuestras bocas bajo la amenaza de que otras personas hieran nuestra autoestima.
Así que orgullosamente insegura y callada, a veces, permanezco en silencio y otras escribo textos que intuyo incomprensibles para una masa boba que ni siquiera me va a leer.
Sólo para gente como tú que has llegado hasta aquí vale la pena romper el silencio y seguir esbozando bocetos de mis pensamientos y de mis conceptos. Antes me indignaba cuando veía que las visitas de las entradas de casos de denuncia de mis blogs eran mucho mayores que el número de lecturas de las entradas a alternativas. Ahora me da igual, cada persona tiene su proceso en diferentes aspectos de su vida. Existen personas que desarrollan muchísimos aspectos en los que yo soy una aprendiz o ignoraré el resto de mi vida.
Tenemos una sociedad con diferentes niveles de comprensión y mucha falta de escucha. La falta de escucha y de silencio sólo se me ocurre llamarla ignorancia. Si para más INRI, ésta viene acompañada de vanidad oculta por una falsa humildad tenemos el cóctel perfecto para tener una masa boba a disposición de un poder dominante. Si alguien está pensando: "pobres desgraciadxs ignorantes que no escuchan", también considero que forma parte de lo que denomino vanidad.
En definitiva, que a veces escribo cosas que algunas personas entienden, otras veces escribo cosas que no entiendo ni yo. Me da igual. Al final, escribo para ti que todavía estás ahí. Sigo publicando para comunicarme con las personas que comentan, pues son las únicas con las que se produce comunicación y aprendizaje dialógico que es como yo aprendo.
Para vanagloriarme en la vanidad que castiga la iglesia y la masa boba:
"Para ser humilde se necesita grandeza" "Golpeado por el descreimiento, seguí avanzando por una fuerte inercia que mi alma rechazaba" Ernesto Sabato
Lo que me dice la experiencia es que si no quiero la exclusión total, muchas veces debo callar, escuchar y asentir con media sonrisa y la ceja levantada ante conversaciones y reflexiones que he tenido hace tiempo. La ira que antes me producía no ser escuchada ni comprendida la he transformado en paciencia que espera que cada persona siga su proceso, igual que yo sigo el mío.
No sé si comunico, tampoco si soy vanidosa, lo que sí sé es que en la comunicación hay como mínimo dos personas: una que transmite y otra que recibe el mensaje.
Quizá sigo siendo vanidosa al considerar que la gente no entiende las cosas, pero he dejado de suponer que la gente entiende lo que yo entiendo por conceptos que a mí me parecen evidentes y lógicos. Me he cansado de la vanidad y de la poca escucha de las otras personas.
Inspirada por personas que escuchan y que, como diría Krishnamurti en "El conocimiento de uno mismo", están atentas; he llegado a la conclusión de que puedo ser una gran comunicadora y transmitir un mensaje claro y sencillo, pero para conseguirlo necesito grandes receptorxs que entiendan que la comunicación, para que se produzca, debe ser como mínimo bidireccional.
Los miedos e inseguridades por parecer vanidosa me han hecho esconderme detrás de una cómoda humildad e ignorancia, como la portera de Muriel Barbery en "La elegancia del Erizo". Pero aupada por personas que leen y pueden entender esto, como tú, he decidido dejar de odiar la vanidad, bandear con orgullo mis pensamientos y comunicar con personas que no son tan vanidosas que cierran sus oídos para escuchar sus propios juicios ante las palabras que está pronunciando la persona que está transmitiendo.
>>
Dicen que el origen de los pecados capitales es la vanidad. Quizá la iglesia tiene interés en hacernos creer que la vanidad es mala y bajo esa amenaza ha conseguido acallar nuestras mentes y, si no ha conseguido acallar nuestras mentes, ha conseguido acallar nuestras bocas bajo la amenaza de que otras personas hieran nuestra autoestima.
Así que orgullosamente insegura y callada, a veces, permanezco en silencio y otras escribo textos que intuyo incomprensibles para una masa boba que ni siquiera me va a leer.
Sólo para gente como tú que has llegado hasta aquí vale la pena romper el silencio y seguir esbozando bocetos de mis pensamientos y de mis conceptos. Antes me indignaba cuando veía que las visitas de las entradas de casos de denuncia de mis blogs eran mucho mayores que el número de lecturas de las entradas a alternativas. Ahora me da igual, cada persona tiene su proceso en diferentes aspectos de su vida. Existen personas que desarrollan muchísimos aspectos en los que yo soy una aprendiz o ignoraré el resto de mi vida.
Tenemos una sociedad con diferentes niveles de comprensión y mucha falta de escucha. La falta de escucha y de silencio sólo se me ocurre llamarla ignorancia. Si para más INRI, ésta viene acompañada de vanidad oculta por una falsa humildad tenemos el cóctel perfecto para tener una masa boba a disposición de un poder dominante. Si alguien está pensando: "pobres desgraciadxs ignorantes que no escuchan", también considero que forma parte de lo que denomino vanidad.
En definitiva, que a veces escribo cosas que algunas personas entienden, otras veces escribo cosas que no entiendo ni yo. Me da igual. Al final, escribo para ti que todavía estás ahí. Sigo publicando para comunicarme con las personas que comentan, pues son las únicas con las que se produce comunicación y aprendizaje dialógico que es como yo aprendo.
Para vanagloriarme en la vanidad que castiga la iglesia y la masa boba:
"Para ser humilde se necesita grandeza" "Golpeado por el descreimiento, seguí avanzando por una fuerte inercia que mi alma rechazaba" Ernesto Sabato
Comentaris
Vanidad… Echándole un vistazo al diccionario, no creo que por transmitir tus conocimientos y expresar tus impresiones, seas arrogante. Tampoco creo que tu palabra sea vana o insustancial, ni que forme parte de la caducidad de las cosas de este mundo. Tampoco me suena que te muevas en la ilusión o ficción de la fantasía, pues te veo una como una persona bastante consolidada en ese sentido y con los pies en el suelo… menos cuando escalas. Tampoco creo que estés abatiendo tu engreimiento y soberbia, porque no me resultas para nada engreída ni soberbia. Así que no me cuadra contigo la vanidad.
Comunicarse con los demás suele ser complicado, y por escrito quizá más, porque no contamos con la “nota aclaratoria instantánea” que proporciona el bis a bis. Cuando comunicamos por escrito, hay que intentar comunicar a la primera, y eso no siempre se consigue. Dicho esto, creo que te tu manera de expresarte por escrito es bastante clara. Otra cosa es que, en un momento dado, escribas sobre un tema para el que se precise de cierta base científica, o de otro tipo. Sería lógico que por falta de esa base pudiéramos perdernos por el camino y no entender nada, pero ese no sería tu problema, sería el nuestro. Si realmente estamos interesados por entender, siempre podemos adquirir la base necesaria para hacerlo, o al menos para aproximarnos.
Generalmente no entendemos porque desconocemos. Por ejemplo… yo soy un puto desastre con los idiomas, si acaso chapurreo un poco el francés, y de inglés, pues porque continuamente estamos rodeados de anglicismos. Cuando tomé contacto por primera vez con tu blog, lo primero que leí evidentemente fue “ COACHING IN”… me quedé a cuadros.
En principio era un título como podría haber sido otro cualquiera… o no. Como me daba que no, busqué en el diccionario (lo hago muy a menudo) y al leer su significado, el título alcanzó todo su sentido, y de quedarme a cuadros pasé a que todo me cuadrara. Desconocía el significado, no lo entendía, pero me interesaba entenderlo porque estaba interesado en entenderte, y si yo hubiera sido vanidoso, no lo habría hecho… ahí está la clave de la cuestión. Si en todo esto surgiera la palabra vanidad, no estaría representada por ti, sino por aquellos que no quieran entenderte por el hecho de que transmites conocimientos que otros no tenemos.
Sigue comunicando Cris, lo haces bien y haces bien cuando lo haces. Lamento el ladrillo que te he largado, y tengo mis dudas sobre si he logrado expresarme bien.
¡Ojalá nuestra sociedad estuviese formada por vanidosxs ignorantes como nosotrxs! En cambio, tenemos masas bobas.
Me gusta tu conclusión:
"Desconocía el significado, no lo entendía, pero me interesaba entenderlo y si yo hubiese sido vanidoso, no lo habría hecho."
Como dices: "ahí está la clave de la cuestión"
La gente vanidosa cierra sus oídos para no escuchar, para escuchar sólo sus pensamientos y eso me provoca ira. Antes me sentía mal por no sentirme escuchada, me sentía mal por enfadarme. Ahora me importa tres pitos.
¡Me encantan nuestros ladrillos!
Este intercambio de ladrillos es lo que entiendo por aprendizaje dialógico. Tú hablas, te escucho, tú escuchas yo hablo. Dialogamos, discutimos y aprendemos.