Ulises y las sirenas

Ulises, en el camino de regreso a Itaca, es puesto sobre aviso por la hechicera Circe del peligro que les acechará al transitar junto al territorio de las sirenas. Las sirenas atraían a los navegantes con un canto melodioso e irresistible para después asesinarlos.

Ulises desea más que nada llegar a casa de Penélope y, dispuesto a poner todos los medios a su alcance para lograr su objetivo, tapona los oídos de sus marinos con cera y se hace atar al mástil con orden expresa de que suceda lo que suceda, no lo suelten del mismo.

Otra versión: El silencio de las sirenas, Franz Kafka

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