Tentación o oportunidad


Diferenciar las tentaciones de las oportunidades es uno de mis grandes retos. Soy de naturaleza emprendedora, me encantan las novedades y la innovación. Creo en la creatividad de las personas para alcanzar lo que se propongan. Además debo añadir que me gusta pasar a la acción y que en cuanto veo una oportunidad me lanzo de cabeza, a veces sin tan siquiera haberme parado a mirar si había agua.

Cada acontecimiento es una oportunidad. Una oportunidad para conocer gente, una oportunidad para aprender y todo eso es bueno, muy bueno. Pero no debo perder de vista mis objetivos y entonces es cuando las oportunidades se convierten en tentaciones. Lo que era una oportunidad, me hace dar un rodeo en mi camino o incluso quedarme demasiado tiempo entretenida en él.

Cuando pasa eso, me estoy desviando. A veces, necesito desviarme. Pero antes de hacerlo, debo hacer un alto en el camino, sentarme en lo alto de una piedra, observar lo que me espera, recordar lo que quiero y preguntarme si me conviene y si me conducirá a mi destino.

De ese modo, evitaré la dispersión y llegaré a mi destino superando las tentaciones.

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